19 abril 2013

Garcibuey


Garcibuey

Tejados rojos,
paredes de adobe;
calles empinadas;
acequias de agua,
contrasta el verde;
del Gancho a su espalda.
Frutales y huertos,
brezos y jaras;
jalonan viñedos,
olivos muy viejos
que aumentan su fama.
Perfumes de lavanda,
el laurel le acompaña,
orégano salvaje,
tomillo en sus salsas,
de la Palla el agua,
que riega sus huertos,
y la sed  aplaca.

La gente de aquí,
es recia, es sana,
serranos curtidos,
en cien mil batallas,
desde Don Rodrigo,
la memoria alcanza.
Hoy son menos hombres,
los que al campo salgan,
no hay vida en el huerto
y menos en “Valdaila”,
no hay ni acequiero,
que cuide del agua,
no hay pregonero,
que anuncie el alba,
solo quedan viejos,
y mucha añoranza.
Pero es mi pueblo,
aún sin esperanza,
esperando el  día,
cuando seas abuelo,
pasear al nieto,
y decirle claro,
que este es mi pueblo.

Agustín  abril 2013

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